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Por el tope en la aplicación del impuesto a los combustibles, el gobierno deja de recaudar casi u$s 200 millones

Por idas y vueltas en la aplicación de un impuesto, el Gobierno evitó incrementos de dos dígitos en combustibles, pero la medida impacta en las cuentas públicas.

Para cumplir con su principal objetivo de mantener la desaceleración de la inflación, el ministro de Economía, Luis Caputo, modificó nuevamente la aplicación del impuesto a los combustibles. Así, evitó una suba de dos dígitos en los combustibles, que luego tiene impacto en todo el IPC, pero del otro lado implicará que deja de recaudar casi u$s 200 millones.

Con respecto a los precios relativos vinculados al sector energético, Caputo fue muy claro con cómo iban a actualizarse: la definición será mes a mes, según la variación de la inflación y el ritmo de la recaudación impositiva.

Tal como sucede hace varias gestiones, el Gobierno volvió a modificar la aplicación del impuesto a los combustibles líquidos (ICL). Según a la normativa vigente, debería actualizarse trimestralmente de acuerdo a la variación del IPC Nacional del INDEC.

En un informe de la consultora Economía y Energía se recuerda todas las modificaciones que se le fueron haciendo este año. Después de que el impuesto se congelara en el gobierno de Alberto Fernández por el año electoral, cuando debía volver a aplicarse, en febrero de este año, Caputo dispuso incrementos escalonados en los montos del impuesto. Pero esa definición ya fue modificada en cuatro oportunidades. 

Según un decreto publicado el 31 de enero de este año, las actualizaciones pendientes se aplicarían en los meses de febrero, marzo, abril y mayo. Sin embargo, mediante los decretos publicados el 30 de abril, el 28 de mayo y el 1 de julio, se volvió a postergar la actualización del monto del impuesto.

El último decreto, publicado el primero de agosto, determinó nuevamente un aumento parcial del monto del impuesto para el mes de agosto, postergándose el incremento pendiente al mes de septiembre.

Esto implicó un aumento de la nafta menor al 5%, en línea con la inflación. Sin embargo, tiene efectos en las cuentas públicas: «La actualización parcial del monto del impuesto en el mes de agosto significa una pérdida de recaudación estimada en u$s 191 millones por las ventas de combustibles de dicho mes», estimó Economía y Energía. 

El aumento de septiembre contempla, además de los incrementos de impuestos postergados, un aumento adicional del monto del tributo del 19%, que surge de la inflación del segundo trimestre de 2024. Por lo que en el mercado ya se anticipan a que será nuevamente modificado, debido al objetivo primordial que se impuso el Gobierno de ir bajando la inflación todos los meses.

Para intentar calibrar todos los precios de la macroeconomía, el Gobierno todavía  no le permitió a las petroleras que hagan aumentos tales de que se pueda alcanzar la paridad de importación. Según comentaron altas fuentes en Economía, hay una especie de acuerdo implícito con las compañías para no liberar aún los aumentos.

Con las subas que ya hubo, luego del congelamiento de precios durante el año electoral, los números se encuentran en rojo. La producción de junio cayó 6,5% interanual y 10,8% comparado con mayo, en el promedio de todas las refinerías del país.

En cuando a las ventas, en naftas la caída en junio fue de 9,2% interanual y 4,8% intermensual. En gasoil, las ventas se derrumbaron 8,9% interanual y 14,8% intermensual, según Economía y Energía.

Por Florencia Barragan

El Cronista

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