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Cuál será el impacto de los vehículos eléctricos en el comercio minorista de combustible a escala global

Un análisis de Boston Consulting Group revela que a partir de 2035 la penetración de vehículos eléctricos podría oscilar entre 15% y 55%, según el grado de desarrollo que alcance la industria a nivel global. A medida que este tipo de vehículos aumente, las estaciones de servicio evolucionarán. «Deberán adaptarse rápidamente para capitalizar las oportunidades, diversificando su oferta y adoptando tecnologías», aseguró Leonardo De Lella, managing director y partner de BCG. ¿Cuál será el rol de la Argentina en el desafío de la electromovilidad?

La penetración de los vehículos eléctricos podría oscilar entre un 15% y un 55% a escala global a partir de 2035 con impactos diferenciados en la industria minorista de combustible, según un informe de la consultora Boston Consulting Group (BCG) titulado The EV Opportunity for Fuel Retailers. A medida que este tipo de vehículos aumente, los márgenes de beneficios cambiarán y las estaciones de servicio evolucionarán. “Deberán adaptarse rápidamente para capitalizar las oportunidades, diversificando su oferta y adoptando tecnologías innovadoras para captar y retener a los consumidores», aseguró Leonardo De Lella, managing director y partner de BCG.

De acuerdo al análisis de la consultora, el primer escenario, denominado Fossil is King, prevé un incipiente mercado de electromovilidad en 2035, con una cuota del 15% de este tipo de vehículos. En ese panorama se evidencia una limitación en cuanto a la infraestructura de recarga y la oferta minorista. A su vez, en el segundo escenario, The Rise of EVs, los vehículos eléctricos se presentan como una amenaza al dominio de los combustibles fósiles, con una cuota de alrededor del 30% del parque automotor en 2035, y un mayor desarrollo de infraestructura. Aquí la oferta de conveniencia en las estaciones de servicio se presenta como madura y evolucionando hacia una experiencia personalizada, donde la visita de los consumidores no siempre se asocia a la recarga de combustible.

Por último, el tercer escenario, Electric Dominance, anticipa un futuro en el que los vehículos eléctricos tendrían una cuota del 55% del parque automotor en 2035. En este panorama, la infraestructura de recarga se encontraría bien establecida y los e-trucks, junto con los vehículos autónomos, comenzarían a establecerse. En cuanto a la oferta de las estaciones de servicio, se evidenciaría un potencial de crecimiento significativo en visitas no asociadas con la carga de combustible o recarga eléctrica.


El plano local

Tras ser consultado sobre el proceso de electromovilidad y el uso de vehículos eléctricos en la Argentina, De Lella sostuvo que “en primer lugar, la Argentina debe aprovechar la ventana de oportunidad que ofrece el desarrollo de Vaca Muerta”. Aún así, el ejecutivo de BCG advirtió: “Sin embargo, considero que la expansión y adopción local de la electromovilidad no es incompatible con la explotación de Vaca Muerta. Con una visión más global, el país debe intentar apuntalar la exportación de hidrocarburos mientras comienza a impulsar una adopción gradual de las nuevas tecnologías en movilidad”.

De Lella también indicó que en el primer escenario se prevé un crecimiento limitado de la electromovilidad para 2035, período en el que la Argentina podría comenzar a sentar las bases para el desarrollo de infraestructura para vehículos eléctricos, especialmente en áreas urbanas donde la adopción podría ser más factible en un primer momento.

“Aun así, el punto de partida de la Argentina en vehículos eléctricos (3% de participación) es muy bajo y requerirá transformaciones contundentes, no sólo en infraestructura, sino también en incentivos muy directos y en cambios comunicacionales para ir creando comportamientos que aún no están presentes en el consumidor argentino”, consideró el managing director y partner de BCG.

El ejecutivo planteó que “el país tiene la posibilidad de aprovechar los ingresos de los hidrocarburos para financiar las etapas iniciales de adopción de infraestructura y tecnología para vehículos eléctricos, creando una transición sostenible a lo largo del tiempo”.


El rol de la Argentina con sus recursos de cobre y litio

En cuanto al papel que podría llegar a ocupar el país en el proceso de desarrollo de la electromovilidad y de vehículos eléctricos, De Lella exhibió que los abundantes recursos naturales de la Argentina, en particular cobre y litio, pueden proporcionar una gran oportunidad para el país, pues son críticos para la producción de vehículos eléctricos y baterías.

También precisó que “la adopción de este tipo de vehículos a escala global podría proporcionar un enorme impulso a este sector. Más aún, la Argentina tiene una oportunidad estratégica de convertirse en un actor clave en la cadena de suministro global de vehículos eléctricos, no sólo como exportador de recursos, sino como un centro de actividades de valor agregado, como el refinamiento y la producción de baterías”.

De Lella expuso además que la “guerra” comercial de Estados Unidos con China genera aún más incentivos para que los países occidentales desarrollen proveedores de insumos para vehículos eléctricos alternativos. Y que, en ese sentido, “nuestro país podría aprovechar este impulso a través de incentivos claros y regulaciones favorables para la extracción y procesamiento minero y para el desarrollo de la cadena de valor de baterías que habiliten el desarrollo industrial local”.

“En Chile ya se está avanzando con pasos concretos en entender cómo se puede agregar más valor a los recursos de litio. Para hacerlo, resulta crítico invertir en la infraestructura y el capital humano necesarios para apoyar este desarrollo, asegurando que la Argentina capture la mayor cantidad de valor posible de sus recursos naturales”, puntualizó De Lella.


Impacto

En el estudio de BCG se señalan variables que podrían alterar los escenarios planteados, incluyendo los cambios en el entorno regulatorio, el ritmo del desarrollo tecnológico y la evolución de los márgenes de combustible y carga. Entre los principales cambios se destaca que, a medida que aumente la penetración de los vehículos eléctricos, las ganancias derivadas de la venta de combustibles se verán disminuidos hasta en un 60%, aunque en muchos mercados se observan oportunidades que podrían compensar dicha caída.

Lo que se indica en el informe es que “una de estas oportunidades es que la carga de combustible se convertirá en un negocio en expansión con operadores de puntos de carga, que capturarán más de la mitad de las ganancias totales asociadas a la carga”.

Además, se marca que la oferta mejorada de las estaciones de servicio, como sumar alimentos frescos adaptados a las preferencias del mercado local, puede atraer a clientes que no visitan la estación para el abastecimiento de energía o combustible. Sin embargo, se advierte que donde la penetración de los vehículos eléctricos sea alta, la disminución del combustible será difícil de superar. “En consecuencia, para 2035, las ganancias totales de los minoritas de combustible y conveniencia podrían reducirse en un 30%. Algunas estaciones de servicio cerrarán. En las áreas donde predominen los vehículos eléctricos, hasta una cuarta parte de los sitios podrían volverse no rentables”, remarca el informe de la consultora.

Por último, en el análisis se indica que el formato correcto para las estaciones dependerá de la demanda de servicios energéticos (combustible y carga) y de la oferta de productos disponible en la estación.


Cambio de paradigma

De Lella enumeró una serie de pasos a seguir por parte de los minoristas de combustible tradicionales para atraer y retener clientes. “La primera acción es incursionar de manera agresiva y anticipada en el negocio de infraestructura de carga, instalando puntos de carga rápida en estaciones de servicio existentes, un movimiento que debería comenzar a evaluarse de inmediato”, sostuvo.

Además, indicó que se deben considerar cada vez más servicios de valor agregado (asociados por ejemplo al mantenimiento o cambio de baterías) e incrementar la oferta de productos de conveniencia para hacerla mucho más atractiva. Esto en un contexto donde los períodos de carga son más largos que el tradicional de combustible.

Asimismo, aseveró que en este proceso será crucial aprovechar la información y los datos disponibles para incrementar el nivel y profundidad de la “personalización” de la oferta mediante promociones individualizadas, basadas en los patrones de cada consumidor (comportamiento individual, sensibilidad al precio). “Las ofertas personalizadas pueden abarcar desde incentivos específicos hasta promociones que buscan cambiar el comportamiento del cliente, como aumentar la frecuencia de visitas o promover la compra de productos premium”, sumó el ejecutivo de BCG.

De Lella afirmó que “además es necesario profundizar en tecnologías y ofertas más básicas como programas de lealtad y pagos digitales sin contacto. Estos programas de lealtad pueden enriquecerse con datos para ofrecer recompensas que sean verdaderamente valoradas por los clientes, anticipando necesidades y reaccionando proactivamente, y así aumentando su compromiso y fidelidad”.


Identificar los cambios

Frente a este escenario, el referente de BCG subrayó que: “Construir inteligencia de mercado para identificar los cambios, evaluar y ajustar la red de estaciones a nivel local y nacional con el uso de herramientas como análisis geoespacial avanzado, o fortalecer la lealtad del consumidor más allá de la recarga de combustible son algunas de las acciones que serán necesarias y que pueden aplicarse en los tres escenarios planteados”.

Sobre este punto, desarrolló que el análisis geoespacial es fundamental para tomar decisiones críticas en la planificación de la infraestructura de carga de vehículos eléctricos puesto que este enfoque permite identificar ubicaciones estratégicas para las estaciones de carga optimizando su distribución en función de la densidad de vehículos y los patrones de movilidad.

Además, De Lella aseguró que “los análisis predictivos pueden ayudar a impulsar inversiones proactivas y estratégicas anticipando puntos de alta demanda y considerando otros factores como la oferta existente (actualmente muy limitada en Argentina), capacidad existente en la red eléctrica y características demográficas”.

No obstante, planteó que “es importante destacar que existe una interdependencia significativa entre la optimización de la ubicación de las estaciones de carga y la infraestructura de la red eléctrica, lo cual presenta desafíos debido a la necesidad de una estrecha cooperación público-privada y de una inversión muy cuantiosa. Esto puede abrir oportunidades para soluciones creativas como micro-redes y generación renovable, lo cual es aún más atractivo en términos de sustentabilidad”.

Respecto al fortalecimiento de la lealtad de los consumidores, el managing director y partner de BCG reparó en la necesidad de que las compañías redoblen la apuesta en términos de personalización de la oferta. “Para sobrevivir y ser exitoso, habrá que mirar más allá de la venta de combustibles, con mucho foco en servicios “non-oil” de primera calidad. Esto debe apuntar tanto a usuarios de combustibles tradicionales, como a conductores de vehículos eléctricos”, remarcó.


Marco regulatorio

Por último, De Lella brindó su análisis sobre cuáles serían los pasos a seguir en materia regulatoria para impulsar la electromovilidad en la Argentina. “Algunos elementos importantes en ese sentido incluyen el desarrollo de incentivos fiscales para infraestructura de carga, tales como subsidios o créditos fiscales para la instalación de estaciones y la adopción de vehículos eléctricos”, opinó.

 También consideró que será necesario avanzar sobre normativas que establezcan requisitos de la infraestructura de carga, definiendo estándares para la instalación, asegurando que sea accesible y segura. Y que a la vez podrían jugar un rol las regulaciones de tarifas y precios que aseguren precios justos y transparentes para el uso de estaciones de carga.

“Algunos de los países que están siendo agresivos en este tipo de regulaciones son Noruega, Países Bajos, Reino Unido, China, Alemania y Francia. Incluso países menos desarrollados como Sudáfrica o Chile están avanzando en esta línea y podrían ser el primer espejo para Argentina”, finalizó De Lella.

Por Loana Tejero

EconoJournal

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